Por primera vez desde la creación del sistema de pensiones estadounidense, los organismos gubernamentales han autorizado oficialmente la inclusión de criptomonedas en los planes de ahorro para la jubilación, los llamados 401(k).
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos, junto con otros reguladores, ha dado luz verde a la inversión en activos digitales como parte de las estrategias de jubilación a largo plazo. Esta decisión podría afectar a millones de trabajadores y cambiar la estructura de las carteras de jubilación en todo el país.
A día de hoy, unos 84 millones de estadounidenses participan en este tipo de programas y el total de activos acumulados en cuentas 401(k) se estima en más de 7 billones de dólares. Hasta hace poco, invertir en criptodivisas estaba prohibido o se encontraba en una zona gris. Ahora las normas se han aclarado: bajo ciertas condiciones, los activos digitales pueden formar parte de los ahorros a largo plazo.
El éxito del 401(k) ha pasado desapercibido y seguirá ayudando a aún más estadounidenses https://t.co/L5DkQoF8tp
- MarketWatch (@MarketWatch) 18 de mayo de 2024
El Departamento de Trabajo ha elaborado un nuevo marco normativo que especifica los tipos de activos permitidos, las condiciones para su inclusión y los mecanismos de evaluación del riesgo. El reglamento también incluye medidas para proteger a los inversores, en particular a los que no tienen un conocimiento profundo de las criptodivisas. Los gestores de fondos de pensiones estarán obligados a proporcionar a los partícipes información completa sobre los riesgos, las comisiones y la volatilidad potencial de este tipo de inversiones.
Revolución financiera en el sistema 401(k)
La introducción de las criptodivisas en los planes de pensiones está impulsada no solo por el desarrollo de la economía digital, sino también por la presión de las generaciones más jóvenes. Los Millennials y la Generación Z han expresado desde hace tiempo su interés en invertir en criptoactivos, viéndolos como una parte integral de su futuro financiero. Según encuestas recientes, un número significativo de trabajadores menores de 40 años está a favor de incluir criptodivisas en sus carteras de jubilación.
Este cambio generacional refleja una creciente desconfianza en los sistemas financieros tradicionales y un deseo de mayor autonomía e innovación en la gestión del patrimonio personal. Los trabajadores más jóvenes, que en general son más conocedores de la tecnología y se sienten más cómodos con las plataformas digitales, están más inclinados a explorar los vehículos de inversión basados en blockchain.
Ven las criptodivisas no solo como activos especulativos, sino como almacenes de valor a largo plazo con el potencial de superar a las inversiones tradicionales. Los empleadores y los proveedores de fondos de pensiones se enfrentan ahora al reto de adaptarse a estas nuevas expectativas ofreciendo productos financieros modernos y flexibles en consonancia con las necesidades de una mano de obra nativa digital.
Sin embargo, los expertos advierten de que, a pesar del atractivo de los rendimientos potenciales, los riesgos siguen siendo elevados. La volatilidad, la liquidez insuficiente, los problemas de seguridad en la custodia y las incertidumbres normativas pueden afectar negativamente al ahorro. Se recomienda limitar la cuota de criptodivisas en las carteras de jubilación al 5-10% de los activos totales y elegir con cuidado las plataformas y los fondos de gestión.
Una integración gradual pero inevitable
Cabe destacar que la introducción de las criptodivisas en los planes 401(k) será gradual. Incluso después de que se aprueben las nuevas normas, mucho dependerá de la iniciativa de los empleadores y los intermediarios financieros. Estos tendrán que adaptar sus ofertas de pensiones, aplicar las herramientas adecuadas y formar a los empleados. También será necesario crear nuevos productos, como criptofondos especializados o paquetes de inversión estables basados en tokens de valor fijo.
Estados Unidos da así un paso importante hacia la integración de las finanzas descentralizadas en el sistema económico tradicional. Esto no sólo amplía las posibilidades de diversificar las carteras de jubilación, sino que también acerca las tecnologías digitales a la vida cotidiana de millones de ciudadanos. La verdadera pregunta es: ¿con qué eficacia se llevará a cabo esta transición y quién se beneficiará más de ella?